Este año 2010, la abuela de mi hijo ha venido a casa.
Por fin, después de diez años ha podido organizarse en todos los aspectos para venir y disfrutar de unos días en otras rutinas, del caminar en una ciudad pequeña. También tuvo oportunidad de comprar en las rebajas de invierno.
Le fue un poco difícil adaptarse al horario. No es cómodo cuando se tienen 7 horas menos y más cuando se está al pendiente de confirmar un encargo familiar y el teléfono es una parte de la rutina. Constantemente se preguntaba por la hora que sería allá, en nuestro México querido y la hora en la que estabamos aquí en Huesca, en la Madre Patria.
La comida española, o cuando menos la que probó, también le resulto extraña. Pero disfrutó con un poco de todo lo que se le pudo ofrecer. Organizamos una cena mexicana en casa en la que sus delicias culinarias fueron puestas en alto. Paseamos por algunos rincones de Huesca, del Pirineo Aragonés. Fuimos a Barcelona, Zaragoza, Madrid... Aeropuerto de Barajas, en donde la dejamos para que volviera a casa.
Algunas de mis amistades cercanas tuvieron oportunidad de conocerla y disfrutar un rato con ella. Incluso una amiga la llevó a conocer nuestras iglesias. Además de mostrarle las tiendas en donde vendían abanicos.
Yo tuve opotunidad de charlar con ella. Siempre hemos sido respetuosas una con la otra, por lo que la amistad nos ha mantenido unidas al igual que el cariño de nuera-suegra que fue el que nos unió en un principio. Es una relación agradable en la que las dos sabemos que lo que nos une es algo que nos importa a ambas: mi hijo, su nieto.
Pasamos ratos agradables y les comparto un poco de esas fotos que nos tomamos.
Abrazos, familia.
